El 10 de julio de 1982 las Cortes Generales españolas aprobaron el llamado Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana, con el cual el pueblo valenciano recuperaba el autogobierno, 275 años después de la abolición de los Fueros de València por Felipe V en 1707. En el cuarenta cumpleaños de este acontecimiento histórico, el Ayuntamiento de Aldaia repasa la Transición valenciana en la exposición “La construcció de la ciutadania: 40 anys d’Estatut de Autonomia”. Una completa y documentada muestra producida por el Servicio de Cultura municipal y comisariada por el escritor, maestro e investigador Alfred Ramos González.

La exposición fue inaugurada el pasado octubre por el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, y la concejala de Cultura, Empar Folgado, y permanecerá abierta hasta el 9 de enero de 2023 en el Espacio de Arte Plaça Major del Centro Gent Jove.

La muestra se complementa con un cuidado diseño del catálogo de 160 páginas que recoge más de 250 ilustraciones entre fotografías, documentos políticos, material electoral y prensa política y privada, recogidas entre los años 1973 y 1983.

La exposición se nutre en buena medida de documentación original e inédita gracias a la generosidad del bibliotecario Rafael Jara Pozuelo, que ha cedido al ayuntamiento su fondo documental fundamentado en propaganda, programas electorales, prensa política clandestina y diaria privada, así como papeletas electorales de las candidaturas de todo el arco político de la época participando en las seis convocatorias electorales que se realizaron en el territorio valenciano desde la celebración del referéndum de 1976 por la ley de reforma política hasta los comicios autonómicos del 8 de mayo de 1983, que dieron como resultado la constitución de la Generalitat Valenciana y el primer gobierno autonómico de la democracia, presidido por Joan Lerma. Así mismo, la exposición cuenta también con las aportaciones del Archivo Municipal de Aldaia, el archivo de la revista Saó y los archivos personales de Víctor Fuentes i Alfred Ramos, además de fotografías de personajes y acontecimientos políticos de la época realizadas por Josep Vicent Rodríguez i Ana Torralba, entre otros.

La exposición hace un homenaje al papel de la ciudadanía valenciana organizada alrededor de partidos, sindicatos y periódicos, así como huelgas y manifestaciones en las calles, que contribuyeron con sus luchas y reivindicaciones a la consecución de la democracia y la autonomía. Diez años de intensos cambios políticos y de luchas y sociales andamios a golpes de reivindicación y sobresaltos.

Amnistía, libertad y Estatut d’Autonomia

La exposición está dividida en 25 espacios. Arranca a finales del franquismo, con las muertes de Carrero Blanco y del general Franco, a la vez que narra el empujón de los partidos democráticos agrupados en plataformas estatales como la Junta Democrática (1974) y la Plataforma de Coordinación Democrática (1975), o las de ámbito regional como la Mesa Democrática de València (1973) y la Junta Democrática del País Valenciano (1975). Igualmente ha documentada la manifestación celebrada en València el 12 de julio de 1976 en reivindicación de la amnistía, la libertad y el Estatuto de Autonomía, convocada por la Tabla de Fuerzas Políticas del País Valenciano. También se narran las demandas de enseñanza en valenciano en la Escuela de Verano del País Valencià en los 70, la trascendente ley de la reforma política y las primeras elecciones generales celebradas en 1977, hasta llegar al proceso constituyente que llevaría a la ratificación de la Constitución por referéndum el 6 de diciembre de 1978.

El grosor de la exposición está conformado por los episodios más significativos de la agitada preautonomía valenciana, con la llamada Batalla de València como marco político de fondo y la violencia desencadenada por la extrema derecha contra la izquierda democrática, que tuvo como episodios más oscuros el asesinato de Miquel Grau y las bombas contra Joan Fuster en septiembre de 1981.

Preautonomía y agitación cívica

La muestra hace hincapié en la constitución del Consejo preautonómico presidido por Josep Lluís Albinyana, la confrontación política alrededor de las dos vías constitucionales por las cuales se podía acceder a la autonomía según los artículos 143 y 151 de la Constitución, hasta acabar con el golpe de estado del 23-F protagonizado por Antonio Tejero i Jaime Milans del Bosch, que sacó el ejército los tanques en la ciudad de València con la subsiguiente respuesta ciudadana por la democracia.

La exposición remarca también los cambios políticos y culturales que tuvieron lugar en l'Horta Sud de la mano de las tres instituciones comarcales más representativas. Aix destaca, en 1982 la creación de la Mancomunidad Intermunicipal y del Instituto de Estudios Comarcales de l'Horta Sud, junto con el papel cívico y asociativo desarrollado por el entonces Instituto Pro*Desarrollo de Torrent, actual Fundación Huerta Sud. Sin olvidar acontecimientos políticos como la detención de Los 10 de Alaquàs en 1975 o la cerrada de alcaldes en Quart de Poblet en 1979. También hay un espacio dedicado a la Transición en Aldaia, con las figuras de los alcaldes Salvador Gadea i Salvador Vilanova, los cuales asentaron las bases de la democracia local en el municipio.

Finalmente, la exposición y catálogo incluyen tres espacios singulares que no dejan impasible los visitantes donde destacan muestras originales de la prensa política semiclandestina y la primera prensa en valenciano, empezando por la decana Sazón, publicaciones de agitación cívica que despertaron conciencia democrática y contribuyeron a la conquista de la autonomía. La prensa como espejo que se coloca al camino de los hechos históricos sobre los cuales pretende influir. También hay un espacio dedicado al humor gráfico en la prensa de la época con una selección de las viñetas de humor más mordaces de HARCA (Juli Sanchis Aguado) que despiertan inevitables reflexiones y sonrisas.

En resumidas cuentas, las luchas ciudadanas hicieron posible la democracia y la autonomía que hoy disfrutamos, que a pesar de no ser perfectas nunca están ganadas del todo. La democracia siempre necesita de la vitalidad reivindicativa de la ciudadanía como defensora de los derechos sociales y las libertades, conviene no olvidarlo.